Mateo caminaba por la Sexta de noche. De repente, un resplandor: apareció una figura que le dijo, Yo soy Dios y vengo a salvar a la humanidad de los pecados, a librarlos de toda culpa.
Mateo, hombre poco creyente, le respondió, No gracias, no ando necesitando sicólogo.
Mateo, hombre poco creyente, le respondió, No gracias, no ando necesitando sicólogo.
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